Fela Legacy

Fela Legacy

Conocí a Orlando Julious y a Latoya Aduke en Madrid, después de asistir a uno de sus conciertos. Grandísimos músicos, otra banda de las grandes de movimiento musical de los 60-70 en EE.UU.

Al día siguiente, invité a Latoya a mi estudio a participar en el proyecto Correct Look y dijo que sí. Desde entonces, cada vez que visitan Madrid nos vemos, comemos juntos y charlamos. A ambos también los lié para participar en el proyecto de El Restaurante y lo hicieron gustosamente.

Forjamos una muy buena amistad con el tiempo y cuando llegó el momento, no dudaron en hacerme la carta de invitación para solicitar el visado de entrada para Nigeria. Para entonces, contaba con un repertorio fotográfico de los hijos de Fela Anikulapo Kuti, por la geografía española que quería completar en Lagos, con las visitas a los camerinos del New Africa Shrine en el 2017. Opeyemi, el guitarrista y band leader de Femi, junto a Maria Rodrigo, una diseñadora española afincada en Lagos, fueron mis anfitriones y quienes me abrieron las puertas de los camerinos. Tenía especial interés en documentar a las Queens.

Sus maquillajes inspirados en el antiguo Egipto, los adornos de inspiración tradicional y elaborados por ellas, la preparación antes de subir a escena y, en definitiva, «sus secretos».

«Las Queens, mujeres sin miedo». Así las definía Fela. Estos maquillajes eran inspiración del imperio egipcio y sus bailes, la revitalización de danzas características de distintas ceremonias: ciclos de la cosecha, siembra, fertilidad…

Durante estos días visité otros lugares, como Abeokuta, la ciudad natal de Fela bañada por el río Ogun y, cómo no, visité a un babalawo. No podía ser de otra manera… Nigeria, Yoruba…!

Badagry fue otra de las ciudades que visité. Está situada a unos 50 km. de Lagos y, en un punto determinado, hay que tomar una barca. Había oído hablar de «La puerta de No Retorno», de la responsabilidad de los españoles en el comercio triangular y de la estrecha relación con las fincas de cacao de Guinea Ecuatorial. Aquí no hay realmente una puerta, como en Goré, Senegal, sino el Atlántico en una costa inmensa bajo las palmeras.

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